Vaya por delante que, tanto Choni como yo, somos los organizadores, pero somos organizadores como Prieto.
Paco Prieto fue un zapatero remendón de Castril, sin duda un personaje singular, amante como ninguno de la fiesta y de la juerga. Cuentan que, una noche de Navidad, en pleno SARANDERO, que es como se denomina en Castril a pedir el aguinaldo, decidió el comandante de puesto que había llegado la hora de terminar la farra. Ordenó retirada y todos, con menos que más gusto, se fueron marchando. Todos menos Prieto, que se hizo el remolón. Cuando vio que la cosa se ponía estrecha, y haciendo uso de su derecho al pataleo, se dirigió al Cabo de la Guardia Civil, en los siguientes términos, “me voy en contra de mi voluntad, pero que sepa usted señor cabo, que aunque usted me mande acostarme, no pienso pegar un ojo en toda la noche”.
Eso nos ha pasado a nosotros, Choni y yo somos los organizadores, pero nos propusimos ser los desorganizadores del acto, y las consecuencias las vais a sufrir vosotros.
Entiendo y comprendo, aunque no comparto, que lo menos que os apetece en este momento es escuchar mi “amena” presentación, pero me quiero aprovechar de la ocasión a fin de conseguir que, de una vez por todas, deje la servidumbre inmerecida que llevo aparejada de ser una persona más atascada que el barro gallego, o como dice mi padre –que al igual que el señor director de este instituto es natural de Los Chavos, y seguro que él lo ha escuchado antes- dice que “soy más atascado que una mosca burrera”. Pues bien, como digo, para evitar esto voy a ser breve, para los aficionados a la estadística y la planificación, os adelanto que este simple mensaje va a durar entre cuarenta y siete y cuarenta y nueve minutos, dependiendo de la agilidad verbal que tenga esta mañana.
Traer aquí recordatorios y repasos de nuestra vida en el Instituto sería interminable, y como cada uno de nosotros tiene los suyos, me niego a entrar en este terreno. Pero … como algo hay que decir, me inclino por recordar algunos aspectos que nos hacen singulares.
Me atrevo a decir que somos la PROMOCION DE LA DEMOCRACIA. La fortuna nos agasajó con crecer siendo protagonistas del paso del régimen totalitario franquista a la democracia, sin duda una experiencia que nos ha marcado a todos, y seguro que nos concede el privilegio de valorar más que otros, conceptos tan vitales como LIBERTAD, IGUALDAD Y RESPETO. Somos notarios de uno de los momentos más importantes de la historia de nuestro país.
A nadie se le podrá olvidar las primeras elecciones democráticas, el referéndum de la Constitución, y hasta la incertidumbre de las horas posteriores al, felizmente fallido, golpe de estado de Tejero.
También fuimos la última promoción en tener jornada partida, y la primera en tener representación en los órganos directivos del centro, a disfrutar de algunos derechos y, sobre todo, a poder opinar con más libertad en asuntos académicos.
Fuimos la promoción que más fiestas y guateques ha organizado, aunque alguna costara cara, como una excursión un sábado a las Santas, donde Valeriano y José Manuel, se atrevieron a imitar a algunos profesores, y no todos supieron entenderlo. Recuerdo que en una posterior salida, invitamos a don Pedro Moles, profesor de Latín, … no vino pero sí se excusó diciendo, “declino la invitación porque ustedes son capaces de conducirme a algún lugar inhóspito del que jamás pueda regresar.”
Sin duda, los más fiesteros, desde los bailes en este Salón de Actos por Santo Tomás, hasta las fiestas semanales en la discoteca para recaudar fondos para el viaje de estudios, pasando por las salidas los viernes por la noche a los vinos del país. Eso sí, por separado, los de Ciencias por un lado, y los de Letras por el suyo. Parecían, o posiblemente eran, dos grupos diferentes. Ya existía una primera clasificación en los centros, los del INSTITUTO no eran los de MAESTRIA, y más internamente los de CIENCIAS tampoco eran los de LETRAS. Los mejores expedientes a ciencias, los otros a letras, pero los más amigos … los de letras. ¿Quijotes los científicos y Sanchos los letrados? No sé …
Momento cumbre: EL VIAJE DE ESTUDIOS A GALICIA, para muchos su primera salida solos, recuerdo las luchas diarias con los profesores acompañantes para que nos dejaran salir a la discoteca de cada una de las ciudades en las que pernoctábamos, la sopa de alfalfa y de segundo todos los días escalope, el Monte Santa Tecla … ¿os acordais? A este lado Portugal y a este España, aunque ninguno veíamos nada; la cartera de Paco Bene … cuando cuento esto a mis hijos no se lo creen, y es que en tan poco tiempo ¡cómo ha cambiado esto!
Del profesorado, lo mismo, muchos días, muchas clases, mucha materia, y como no, muchos sentimientos … cada uno el suyo. Como en todos los órdenes de la vida, unos dejaron más huella que otros, y cada uno la suya particular. Algunos hicieron más ruido que otros: De la Rosa, Miguel, Doña Paquita, Adelina, los filósofos Manolo primero, y Joaquín después, María Ángeles Nieto, Don Rafael María, y los presentes:
DOÑA MERCEDES, que tenía la doble misión de enseñar y a su vez de cuidar de que ciertos moscones no rondaran a su hija Mati.
SOLE ALVAREZ, incombustible, genio y figura, una adelantada a su tiempo.
DON MANUEL, un cura moderno, aunque nunca entendió que se usaran chaquetas de pana. Como demostración de su modernidad, nunca nos hizo resumir el Antiguo Testamento, eso sí, el Nuevo pero íntegro.
Y GREGORIO, que debutó con esta promoción y hoy es el decano. Ha sido capaz, con su lenguaje particular, de humanizar la complejidad de la matemática.
La apertura de la Perla, la pista de lento de la Paiper, Victor Manuel y Ana Belén, los jueves el arroz de la Pensión de Hilario, las primeras verbenas de las Santas en la Plaza, San José Bendito … y muchos más recuerdos que en estos días llegan a vuestras cabezas.
Mi recuerdo a mis amigos Santi y Mito.
Gracias a todos porque hoy nos podamos volver a ver.